martes, mayo 12, 2009

Anatomía de una ola


Murió el último gran drogón. No es que fuese muy fan de su música, pero me caía bien y algunas de sus canciones las cuento entre las mejores del pop... Una pena...

7 comentarios:

Ángela dijo...

Ami tb me da pena.....Y ahora me arrepiento de no haber ido a verle en Salamanca hace un par de años...ay...
Veo que el verano-primavera ha llegado a Santander! besoss

Borf dijo...

Yo tampoco le fui a ver cuando hace un año estuvo por Santander...

Y no te creas que el verano ya está aquí, aun falta...

Anónimo dijo...

En el Penta le recordaran...
A Madrid ya llegó el veranito y mi corsita :-)
La Rachel

Borf dijo...

Dicen que el martes el Penta estuvo a reventar hasta las tantas. Tenías que haberte pasado, o sino ayer... :-P

Anónimo dijo...

...O lo que es lo mismo, "crónica de una muerte anunciada"

en mi opinión un par de temas buenos como cantautor y mucho buen material de los (muy) inicios de nacha pop (descubierto a cuenta de sus homenajes). muy estilo tequila.

sobre la droga, deberían usarle como claro ejemplo de como y porque "uno no debe drogarse tanto"

putuno dijo...

EXTRAIDO DE ALGUN BLOG;

Con un único hit - “La chica de ayer”- Antonio ha conseguido erigirse una aureola de artista maldito, instimista e independiente que durante muchos años ha conseguido ocultar de forma más o menos velada lo que había detrás. El día del concierto aniversario de los 40 Principales en el Calderón -capital futbolística del sufrimiento- la máscara cayó para siempre: aquello que había sobre el escenario no era un artista maldito, intimista o independiente, sino un yonqui con un monazo del tamaño de King Kong. Yo lo vi en la repetición que Cuatro hizo al día siguiente, y en aquel momento sentí que no veía un espectáculo tan impresionante desde que Santana y Banderas actuaran juntos la noche de los óscars. ¿Cómo se tenía en pie? ¿Por qué cantaba? ¿Cuánto tardaría en cagarse encima? Esas tres preguntas atormentaban mi cerebro con la fuerza de un huracán. No fue hasta un tiempo después cuando comprendí que si un cuarto de siglo de adicción a la heroína no había acabado con Antonio, nadie ni nada lo conseguiría, ni siquiera el armamento nuclear. Aquellas tres inocentes preguntas que entonara en la soledad de mi comedor, aquellos tres dardos envenenados -¿cómo se tiene en pie?, ¿por qué canta?, ¿cuándo tardará en cagarse?-, volverían a aguijonearme cada vez que le viera sobre un escenario, y lo harían siempre hasta que me decidiese a reconocer la cruel realidad: Antonio Vega es inmortal, y tú y la gente que quieres no.

Y ya está, chicos y chicas. ¿Cómo se os ha quedado el cuerpo? A mí mal, la verdad. Joder, con lo tranquilo que se vive en la ignorancia

Borf dijo...

Dado que murió de cancer de pulmón (o eso he oido) deberían usarle como claro ejemplo de lo malo que es el tabaco y lo buena que es la heroína...

Ya veo que hay que postear sobre temas polémicos para arrancar sus siempre bienvenidos comentarios... :-P